miércoles, 18 de julio de 2018

PARAFINA.


Para su aplicación, la parafina se calienta en equipos especiales, y fuera de estos se solidifica rápidamente. La temperatura de fusión de trabajo es de 45 a 52 °C, pera para determinadas aplicaciones con poca tolerancia cutánea puede ser necesario bajarla a 42 °C. pese a la elevada temperatura del baño, el bajo calor especifico de la parafina y la protección que ofrece las sucesivas capas solidificadas hace que se tolere bien, incluso mejor que el baño de agua a la misma temperatura.
Los baños necesitan una continua revisión para evitar que se contaminen. Los termostatos y temporizadores pueden fallar o dañarse, y necesitan revisarse y calibrarse de forma regular. El baño debe ser periódicamente limpiado y esterilizado siguiendo las recomendaciones del fabricante.
Por razones de higiene, teniendo en cuenta que se va a aplicar a otros pacientes, y para eliminar suciedad y grasa, conviene lavar previamente la mano, el pie o la zona a tratar con agua y jabón.
Se han de retirar anillos y brazaletes.





MÉTODOS DE APLICACIÓN.
Inmersión repetida.
Se sumerge la mano o el pie, con los dedos separados, en inmersiones breves, de segundos, repitiendo la operación entre seis y diez veces. Asi se va formando las capas de un guante o calcetín de parafina.
Durante o después de las inmersiones, el paciente no debe de mover los dedos, ya que se producirán grietas en la capa de parafina por lo que entraría nueva parafina caliente, provocando una sensación desagradable en la sensible piel periarticular.
Al terminar las inmersiones se envuelve la mano o el pie cubierto con las capas de parafina con una tela y y un pastico, y se mantiene entre 15 y 30 minutos.
Terminando el tratamiento se lava la mano o el pie con agua y jabón, y se da un suave masaje con crema hidratante.
Inmersión mantenida.
Una vez formado tres o cuatro capas por inmersiones repetidas, se deja la mano o el pie sumergido en la parafina durante 15- 20 minutos. Las capas solidificadas protegen de un calentamiento excesivo, pero no siempre se tolera y hay posibilidad de que se produzca un edema.
Con este método se consigue un efecto más intenso que con la inmersión repetida.
Pincelación. 
Se aplica las sucesivas capas con un pincel ancho en las regiones que no se pueden sumergir, como la rodilla, el hombro y la espalda.
Se aplica de 5 a 10 capas sucesivas. Es conveniente que cada nueva capa no exceda la superficie de la anterior para evitar la sensación de calor excesivo en el borde superado.
Se termina cubriendo la zona con un plástico y una toalla o manta durante 20 minutos.


INDICACIONES.
Es el método de termoterapia superficial de elección para el tratamiento de reumatismo y secuelas traumáticas de la mano y pie. También se utiliza frente a contracturas y rigideces articulares localizadas en las manos y pies.
Las contracturas se producen por un acortamiento de los tejidos articulares o peroarticulares, por el engrosamiento de la sinovial debido a una afección reumática o por tensión de los ligamentos y las capsulas articulares a causa de alguna enfermedad articular degenerativa.
La rigidez articular matutina o tras reposo, características de la artritis reumatoide, puede ceder con la aplicación de parafina.
Sin embargo, la existencia de sinovitis aguda o subaguda contraindica el calentamiento directo de la articulación.
No se debe de aplicar en heridas o ulceras cutáneas, tanto por el peligro de infección como de inclusión de la parafina en el tejido de granulación. 





EFECTOS FISIOLOGICOS.

Analgesia.
 Basados en los efectos locales sobre los nervios, la vasodilatación y barrido de las sustancias alógenas, los cambios en la permeabilidad celular y la mayor oxigenación. El aumento de la temperatura cutánea disminuye directamente la sensación de dolor debido a los cambios que se producen en la conducción nerviosa periférica y en el umbral del dolor. La estimulación de los termo receptores puede modular la transmisión del dolor a nivel medular según la teoría de la compuerta o liberación de endorfinas.
Indirectamente, la analgesia se produce con la mejoría de la reparación tisular, y la disminución de la contractura muscular y la isquemia.
Finalmente, existe un efecto psicológico de bienestar y relajación por el calor en la percepción de dolor.
Elasticidad de los tejidos.
 La elevación de la temperatura aumenta la elasticidad y viscosidad del tejido conjuntivo o fibroso, lo que facilita la elongación y la corrección de adherencias y contracturas. El calor modifica las propiedades elásticas y produce una extensibilidad mayor de los tejidos fibrosos ricos en colágeno, como los que se encuentran en los tendones, en las cápsulas articulares y en las cicatrices.
El calentamiento también afecta la fibra gamma en el músculo; la disminución en la sensibilidad al estiramiento del huso neuromuscular que esto provoca, así como los reflejos desencadenados por los receptores de temperatura, pueden constituir la base fisiológica para la relajación del espasmo muscular, observado clínicamente luego de la aplicación de calor.
El incremento máximo en la longitud se consigue cuando se mantiene la temperatura del tejido entre 40 °C y 45°C durante 5-10 minutos. 
Aumento de la circulación.
Se produce como consecuencia de la vasodilatación y es un mecanismo homeostático de neutralización del aumento de la temperatura de los tejidos para retornarlos a valores normales y protegerlos de las quemaduras.
Un factor importante en la activación de la circulación y del sudor como refrigerantes es el propio aumento de temperatura de la sangre, que actúa en los centros reguladores del hipotálamo. El calor también disminuye la viscosidad de la sangre.
El aumento del flujo sanguíneo será le expresión final del efecto vasomotor producido por las aplicaciones termoterápicas.  Mejorando la nutrición y oxigenación celular, el aumento de la reabsorción de productos patológicos, acción analgésica y antiespasmódica, para logra una restauración tisular.



CONTRAINDICACIONES.

Disminución de la sensibilidad.
Una buena percepción de la temperatura es imprescindible para que el paciente note signos de calentamiento excesivo; por tanto, la termoterapia está contraindicada, o exige especiales precauciones, en los casos de anestesia por lesiones nerviosas. Una práctica aconsejable es explorar la sensibilidad cutánea con algodón y aguja antes del primer tratamiento.
Isquemia local.
Está contraindicado en los tejidos con irrigación inadecuada.
El calor aumenta el metabolismo de los tejidos y es necesario un mayor aporte sanguíneo para soportarlo. En las artropatías obstructivas, en las que no existe la posibilidad de un aumento de la circulación, la isquemia se agrava y se puede producir lesiones tisulares con gangrena.
Inflamación aguda o edema.
No aplicar en procesos inflamatorios en fase muy aguda, ni durante procesos febriles.
Por vasodilatación y aumento del metabolismo, agrava los síntomas de la inflamación, como el calor, el edema y el dolor local.



PRECAUSIONES.

Pacientes desorientados, ancianos y niños de edad corta.
Por su menor capacidad de apreciación del grado de calor y de comunicación.
Ulceras y heridas abiertas.
Más que contraindicación del calor, el problema está en la posibilidad de que se produzca una infección en otros pacientes en caso de contacto directo de los packs o el cabezal del ultrasonido, o la inclusión de cuerpos extraños, como en el baño de parafina.
Cicatrices grandes, injertos.
Por deficiente irrigación y poca tolerancia.
Presencia de metal en la zona.
El metal tiene una conductividad térmica más alta y un calor especifico mayor que los tejidos corporales y, por tanto, se calienta mucho al aplicar modalidades de calentamiento por conducción. Por esta razón se deben de retirar todas las alhajas antes de aplicar las modalidades de calentamiento superficial.



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